La mayoría de las personas desean cuidar su salud en mayor o menor grado. Es común encontrar consejos de pasos a seguir para cuidarse, unos por prevención, otros para disminuir malestares leve y otros por presentar problemas serios,que amenzan la independencia o la vida misma. No importa en cuál faceta de este proceso se encuentren, es difícil seguir cualquier consejo de medidas a tomar, sin tener estas 5 condiciones:
1. Información
Al cuerpo humano normalmente lo damos por sentado y lo conocemos poco, pero maravilla cuando se aprende algo de su naturaleza. Informarse acerca de lo complejo y perfecto de su funcionamiento, pasa por conocer los efectos que tienen los agresores de este conjunto armonioso de sistemas interdependientes que lo constituyen. Los agresores son de origen interno, a través de los pensamientos y las emociones; origen externo como los ambientes tóxicos, la alimentación inadecuada o el exceso de sol y los malos hábitos como poco sueño, exceso de trabajo o falta de ejercicio. Aprender qué requiere para funcionar bien y cómo lo alteran factores no cuestionados, concebidos como inocuos, promueve tomar medidas para respetar y cuidar lo que nos fue dado. Este aprendizaje requiere amplitud mental, porque buena parte de la desinformación habida acerca del cuerpo es inculcada laboriosamente a pesar de nuestra salud por las grandes maquinarias, cuyos intereses económicos buscan que consumamos aunque no nos convenga; por eso ciertas creencias pueden llegar a ser difíciles de desmontar.
2. Conciencia
La conciencia y la responsabilidad van de la mano. Hacerse conciente es asumir la responsabilidad de tu posición en el mundo. Numerosos estudios han comprobado que las personas que toman un rol activo en el cuidado de su salud, en lugar de entregarse pasivamente a las sugerencias y decisiones externas, tienen mucho mejor pronóstico. Esto implica observarse y estar dispuesto a reconocer y abandonar acciones poco convenientes para la salud.
"No hay salud física sin salud mental".
3. Salud mental
En estado de ansiedad o depresión el cuerpo naturalmente pasa a segundo plano. No hay interés, motivación, voluntad o amor propio sufiecientes para priorizar el cuidado del cuerpo ante el sufrimiento. No hay salud física sin salud mental. Es con la mejoría del estado mental que de forma natural se empieza a atender la salud física. Paradójicamente es un cuidado que se agredece revirtiéndose en quien lo da, porque el buen funcionamiento físico mejora a su vez el estado mental, no solo porque uno se siente bien cuando el cuerpo no reclama atención, sino por la interconexión de los diferentes sistemas corporales,como ocurre entre los sistemas nervioso y digestivo, siendo el intestino el lugar donde se sintetiza la mayor parte de la serotonina, el neurotransmisor relacionado con el control de las emociones y el estado de ánimo.
4. Amarse
Amarse es algo que viene dado intrínsecamente con la vida, pero su devenir puede hacer que lo olvidemos o lo neguemos. Por eso cuando se vuelve a sentir después de haberse perdido, es un reencuentro que enciende los ánimos con algo que siempre estuvo allí. Algunos estados psicológicos alterados afectan particularmente esta esencia, con sentimientos de vergüenza, de culpabilidad, autoreproche o baja autoestima; pueden haber deseos de castigo o creer que se merece daño. Esto naturalmente resta interés y motivación al cuidado de la salud, aún cuando se tenga la información suficiente. Esta condición tan ligada a la anterior de salud mental, al paso que se va subsanando trae consigo el deseo y la disposición a cuidarse, sin que se perciba como una carga o esfuerzo excesivo, mas bien se puede realizar con verdadera satisfacción.
"Amarse es algo que viene dado intrínsecamente con la vida".
5. Elegir
Vivir es una elección continua instante a instante. Conectado con la conciencia, esta condición nos pone a prueba con nuestro compromiso en todo momento, pero el principal, es el de tomar la decisión de hacerse cargo de la propia salud, este es el tronco desde donde se desprenden las ramas de las decisiones menores con las que nos retan la determinación de la decisión inicial. Depende de todas las condiciones anteriores: con información convincente, en buen estado mental se toma conciencia de la necesidad de cuidarse; pero también puede ser forzada por circunstancias externas accidentales o inminentes (un diagnóstico de diabetes, por ejemplo) y tener buenos efectos.
6. Perseverancia
La perseverancia está de última en esta lista pero no porque sea la más fácil o menos importante, al revés puede llegar a ser la más difícil, porque implica cosas como cambiar hábitos de toda la vida, vencer las continuas tentaciones, aguantar a veces la presión social y modificar el estilo de vida. La motivación y la convicción ayudan, así como la satisfacción de los beneficios que se sienten con los primeros pasos dados con la decisión de cuidarse.
Todas esta condiciones están intrísecamente vinculadas. Nadie se pone a buscar información de salud, si no le interesa cuidar de su cuerpo; se puede llegar a negar la información científica, si esta atenta contra la falta de disposión a asumir responsabilidad, y así por ejemplo culpar a la genética y obviar la relevancia de la epigenética, resulta un fácil escudo a decidir cambios de vida radicales por el bien de la salud. Lo que quiere decir todo esto, es que de alguna manera, unas condiciones acompañan de las otras.
El impacto de un diagnóstico inesperado a veces estimula u obliga a acelerar estos procesos. Los acelera al punto de que una grandísima cantidad de personas que se internan en los procesos internos de toma de conciencia, aprendizaje y determinación de encargarse de su salud y lo logran, terminan por agradecer haber recibido el diagn;ostico, por el lugar al que llegaron espiritualmente. Confiemos en dirigirnos a esos niveles de evolución de forma conjunta, mancomunada y natural, sin sustos, ni amenazas a nuestra salud.